Un viaje a través de la cultura y la creatividad
En esta entrevista, Nynyryke Goungou, fundadora y directora creativa de una conocida marca, nos habla de su carrera. Originaria de Togo, creció en Italia. Hoy comparte sus experiencias entre Europa y África. Su empresa tiene su sede en Londres, pero su producción está muy vinculada a Italia y Togo.
Ya de niña mostraba interés por las artes. Entre sus sueños de ser pintora o bailarina, confeccionaba sus propios trajes de baile con medias estropeadas. Muy creativa, ya respondía a las peticiones de amigos que también querían llevar sus creaciones, aunque entonces no sabía coser.
Tras estudiar arte, un profesor la animó a elegir entre el arte y la moda. Sus padres se mostraron reticentes al principio, pues esperaban que fuera notaria o abogada. Sin embargo, su deseo de crear la llevó a estudiar moda en Milán.
Formación y orientación
Durante sus estudios, descubrió el textil por casualidad. Aunque al principio se centró exclusivamente en la creación de colecciones, se dio cuenta de que el textil desempeñaría un papel fundamental en su futuro. Al terminar sus estudios, se sintió perdida. A pesar de ello, continuó su formación en París, en el sector de la lencería. Allí comprendió por fin la importancia de dominar todas las etapas, desde el diseño hasta la confección.
Al cabo de un año regresa a Italia y trabaja en varias casas de moda. Se especializó en patronaje e industrialización de la moda, conocimientos que puso al servicio de grandes empresas. Pero pronto se dio cuenta de que el trabajo de oficina no era lo suyo. Necesitaba pensar con originalidad y expresar plenamente su creatividad. Así que decidió crear su propia empresa.
De la producción local a la artesanía internacional
Aprovechando sus distintos conocimientos, creó su propia empresa y formó un equipo. Para cada colección se inspira en los tejidos, elige los colores y los estampados. También comparte sus conocimientos con su equipo, que le ayuda a producir las prendas. Al principio, su entorno pensaba que sus diseños eran demasiado excéntricos. Su madre le aconsejó que racionalizara su enfoque para llegar mejor a su público objetivo.
Al mismo tiempo, sus viajes a Togo le hicieron tomar conciencia de las dificultades a las que se enfrentan los artesanos locales. El mercado togolés, todavía muy centrado en la cera y los tejidos tradicionales, lucha por implantarse internacionalmente. Así que decidió ayudar a estos artesanos a modernizar sus técnicas preservando al mismo tiempo su saber hacer. Este proceso requirió tiempo y esfuerzo, porque trabajar a distancia con África plantea muchos retos.
Una ambición internacional
Cinco años después de iniciar su investigación, colabora estrechamente con artesanos africanos para desarrollar tejidos locales. Juntos reinventan los materiales tradicionales para adaptarlos a los gustos del mercado internacional. Sus colecciones únicas, fruto de un intercambio de conocimientos entre Europa y África, reflejan la esencia misma de su carrera: un puente entre dos culturas, donde la creatividad y la pericia artesanal se combinan para ofrecer creaciones auténticas y modernas.
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